
¿Pensarás en mi?
De sobra sé que no hay llanto ni soledad en tu vida;
y sé también que es mentira lo que estás alimentando.
Tú sigue así, que cuando quieras volver a sentir,
ya verás cómo te acuerdas de mí,
y llega el llanto.
Quizás llegue yo a convertirme en un loco solitario
por la carga ineludible de haber vivido soñando;
Y quizás, si el amor llama a mi puerta,
tendré las manos abiertas para volver a abrazarlo.
Eliminamos de todos lados el nombre de aquel que nos partió el alma y aun así en el momento menos pensado nos lo encontramos. Siempre en el momento más inoportuno. Nunca el día que lo pensábamos. Tal vez ese día estábamos contentas, con un sonrisa, hablando con aquella persona que después de él, por primera vez, te empezó a gustar y de repente ves esa cara. La de quien te hizo experimentar cosas tan grandes que te quedaron grabadas dentro y que quieres sacar a la fuerza porque llegó un momento en que te diste cuenta que ya basta. Sí, hablo de esa persona. La última que esperas encontrarte. Esta ahí, paseándose delante tuyo con total impunidad. ¿Y nosotras? Nosotras nos ponemos nerviosas. Nos olvidamos de lo que estábamos haciendo y solo queremos salir de ahí, llegar a nuestras casas y olvidarnos del momento que acabamos de pasar. Pero también por otro lado, aparecen las ganas de saludarlo y hasta te acuerdas de la complicidad que tenias, que ya no existe, y piensas en pellizcarlo para molestarlo y quizás también hasta tienes ganas de abrazarlo y contarle las novedades de tu vida actual. Pero sólo es un momento. Porque después frenas, piensas, y te das cuenta que ya no forma más parte de tu camino y sacas la conclusión de que sólo esta casualidad es una jugarreta del destino que se ríe un poco de nosotros o por lo menos que se ríe un poco de mí.
- Bien. ¿Cual es el problema, Samuel? ¿Es solo por mama? ¿Hay algo mas? Quizas... ¿en el cole? ¿Alguien te esta amenanzando? ¿O es algo peor? ¿Puedes... darme alguna pista?
- ¿De verdad quieres saberlo?
- De verdad quiero.
- ¿Aunque no puedas hacer nada para ayudarme?
- Aunque ese fuera el caso, si.
- Vale. Pues... lo que pasa... es que estoy... enamorado.
- ¿Que?
- Ya se que deberia estar pensando en mama, y lo hago, pero estoy enamorado. Ya lo estaba antes de que muriera, y no hay remedio.
- ¡Jajaja! Pero, ¿no eres un poco joven para estar enamorado?
- No.
- ¡Ah! Bien, pues vale. Bueno, me siento un poco mas aliviado.
- ¿Por que?
- Pues porque creia que seria algo peor.
- ¿Peor que la angustia de estar enamorado?
- ¡Ah!, oh, si, claro, angustia total.